lunes, 25 de noviembre de 2024

¿Por qué sueño tanto con agua?

Casi todos mis sueños tienen algo que ver con agua, en diferentes formas y cantidades. A veces estoy nadando (literalmente haciendo mi vida "normal" para los estándares de un sueño, pero dentro del agua, como de un mar); otras veces, como ayer, en el sueño llueve todo el tiempo, literalmente, incluso ya es parte de la vida cotidiana; otras veces, el agua está ahí pero no es normal, como si llegara a casa y la viera encharcada por todos lados y supiera que tengo que limpiar o acostumbrarme a vivir con los charcos ahí. A veces el agua está limpia, otras veces, no. A veces el agua es clara y puedo ver lo que hay dentro de ella, otras veces es negra y no veo nada. Algunas veces el agua es fría y la siento cuando entro en ella y me llega hasta la cintura, otras veces no siento su temperatura porque yo vivo en ella y la siento como el aire. 
El agua siempre o casi siempre está presente, como parte del contexto de mi sueño. No es lo más importante, pero ahí está, mientras lo importante pasa, pero pasa con el agua sucediendo a su alrededor. 
Tampoco es como que esas páginas de significado de los sueños me puedan ayudar, porque normalmente son para aclarar algún detalle de un sueño en particular. Si yo busco "soñar con agua", me dan un significado diferente para cada forma que tenga el agua: soñar con agua en calma puede indicar que estás experimentando emociones positivas, felicidad y euforia; soñar con gua agitada puede indicar que estás en un momento de inestabilidad emocional; soñar con agua turbia puede indicar que tienes problemas emocionales que te impiden crecer o que algo no está bien en tu situación actual; soñar con agua sucia puede indicar pérdida, decepción, tristeza o depresión; soñar con agua contaminada puede indicar sentimientos de rechazo o que te hacen sentir como un extraño... Y así, hay más. Yo he soñado con todos esos. Prácticamente diario tengo un sueño que involucra agua en una forma, color, sabor y olor diferente.  
Sí es algo que llama mi atención. Tal ve mi destino es vivir en un lugar rodeado de agua. Tal vez voy a morir ahogada, tal vez sólo estoy deshidratada y necesito beber más agua para solucionar todos mis problemas. No sé. Pero el agua está ahí en mis sueños, a veces arruinándolos, y a veces sólo siendo parte del paisaje. 

martes, 12 de noviembre de 2024

Alguien despiérteme de esta pesadilla. O no, mejor déjenme dormir otro rato porque la realidad está peor

Ayer nos llamaron a reunión para hablar sobre la inminente extinción de la Comisión, ahora que se aprobó el dictamen que plantea la extinción de organismos autónomos. Debo decir que todo lo que nos dijeron fue eso: que la extinción de la Mejoredu es inminente. Por lo demás, no hay más información. Se agradece mucho la comunicación por parte de las autoridades de la institución, pero seguimos en las mismas, sin tener certeza de nada. 

Llevamos meses con la amenaza de la extinción pendiendo sobre nuestras cabezas y, francamente, estoy harta. Estoy tan cansada del tema que ya me pongo de malas cuando alguien lo menciona. No sé qué responder cuando me preguntan. No sé nada, sólo sé que desaparece la Mejoredu, pero no sé si se formará otra institución, como pasó cuando desaparecieron al INEE y conformaron la Mejoredu o si algunos empleados pasarán a ser ahora de la SEP, o si de plano sólo nos desintegran y nos dan las gracias a todos. En verdad no sé nada, y eso me tiene muy mal. 

Hace cinco años, específicamente el 18 de mayo de 2019, se publicó en el DOF la extinción del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), donde yo llevaba un año trabajando como correctora de estilo. Pocos días después, se estableció la creación del Sistema Nacional para la Mejora Continua de la Educación, que estaría coordinado por una Comisión, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educaicón (a.k.a. Mejoredu). Básicamente, el INEE no se extinguía, sino que se redujeron sus funciones y se le cambió el nombre. Corrieron a la mitad del personal, y al resto nos recontrataron. Ya he hablado al respecto en otro post

Ahora, con todo lo que está pasando, muchos dicen que hace cinco años, la extinción del INEE estuvo peor y que los que pasamos por eso ya lo sabemos y estamos "preparados". La verdad es que no. En mi caso, yo siento que esta vez todo ha sido mucho peor, porque lo siento más agresivo. La amenaza constante ha sido muy violenta. Leer a mucha gente queriendo que desaparezcan los organismos autónomos porque "somos unos parásitos", porque "tenemos muchos privilegios", cuando la realidad es que no conocen nuestro trabajo, no saben lo que cada organismo hace, a qué nos dedicamos, quiénes somos los que trabajamos ahí. Sólo están contentos de que nos vayamos a quedar "sin privilegios", o sea, sin empleo, y eso es muy agresivo. Yo no les hice nada, yo trabajo en lo que me toca, me esfuerzo por hacerlo bien y recibo a cambio un sueldo bastante modesto, pero justo, como cualquiera que trabaja. Ni más ni menos. 

Desde febrero estoy constantemente siendo bombardeada con la noticia de la desaparición de mi fuente de empleo, sin saber qué pasará después. ¿Cómo me preparo? ¿Busco otro empleo? Como si no llevara cinco años buscando... ¡Bien sé yo que no hay! Ok, supongamos que encuentro uno, ¿y si no desaparecen a la Mejoredu y yo me voy y dejo un empleo estable por otro que me ofrece un sueldo menor y pocas prestaciones (porque así son todos los que he visto, por eso sigo en Mejoredu)? "Nunca es tarde para volver a empezar", dicen por ahí porque hablar no cuesta nada. Pero cuando tienes 41 años hacer eso es, por lo menos, abrumador. Sólo de pensarlo ya siento el mundo sobre mis hombros. 

Quien me conoce sabe perfectamente que no estoy a gusto en mi trabajo porque no tengo posibilidades de crecer. No trabajo en mi área de expertise y no tengo el perfil para las funciones que desempeño, por lo que nunca me van a dar un ascenso. Pero estoy cómoda. Estoy en una zona de confort de la que me da mucho miedo salir. Dicen por ahí que "más vale malo por conocido que bueno por conocer", y es mi caso. Ya me acostumbré a todos los defectos que pueda tener este empleo, porque ya los he sorteado todos. Al final, puede no ser mi área de expertise, sé que no voy a crecer, pero a cambio el sueldo no es malo (es un poco más alto de lo que ofrecen afuera), las actividades (al menos las que me asignan) tampoco requieren de mucha concentración, hay poco estrés (comparado con el que hay en una editorial, por ejemplo). Básicamente, me da mucho miedo empezar de cero, salir de este lugar en el que ni siquiera soy feliz y arrepentirme por no conseguir otro empleo. Sé que tendré que freelancear mucho, pero ¿saben lo difícil que es freelancear en editorial? Conseguir clientes es una chinga, y más cuando no se te dan las relaciones públicas. Y luego de conseguirlos, ahora persíguelos para que te paguen a tiempo. Tengo miedo de pasar meses tronándome los dedos porque tengo cuentas por pagar y no tengo ingresos para hacerlo. Ya he estado ahí y es un lugar al que no quiero volver. 

En resumen, estoy volviendo a tener pesadillas, todo el tiempo tengo las emociones a flor de piel, la angustia, el miedo, el llanto, la tristeza, la euforia, el enojo, siento todo al mismo tiempo. Quisiera despertar mañana y que ya esté todo resuelto, ya sea que me quede sin empleo, como si no, pero que me lo digan ya, para poder hacer planes y enfrentarme a lo que sigue con acciones concretas. No puedo seguir haciendo planes en mi mente y luego no llevarlos a cabo porque "¿...y si no?". Siento que tengo el tiempo encima y el desempleo me va a agarrar "desprevenida", y voy a decir "pero si tuve casi once meses para prepararme, ¿por qué no hice nada?". Bueno, porque en el fondo no quería salir de mi zona de confort. 

miércoles, 2 de octubre de 2024

Limpias energéticas

Vi en Twitter (X) que han estado hablando de brujería por la limpia que le hicieron a la presidenta y recordé las dos experiencias que yo he tenido con las limpias. Se las voy a contar. 

Hace un par de años yo estaba muy desesperada por encontrar un nuevo empleo porque, como saben, no es que odie mi trabajo, pero no me hace feliz. Es un buen empleo, es estable y me pagan bien (y ese ha sido el principal motivo por el que no me he cambiado, porque aquí me pagan mas que en otros que he visto), pero yo soy editora, no tengo perfil de investigadora cuali porque no estudié ciencias sociales. He aprendido mucho y ya medio le hago a la antropología social, pero a pesar de los años, no me atrevería a ponerme como experta en investigación cuali en mi CV. Así que, básicamente, llevo cinco años perdiendo el tiempo. 

En fin, en mi desesperación, me recomendaron a un palero (sí, de la religión palo mayombe) para que me hiciera una limpia y me ayudara a abrir mis caminos, que según yo, estaban bloqueados. Pues fui a ver al palero, con muchos nervios porque era algo completamente desconocido para mí. Me acompañó Sam, porque siempre me apoya en todas mis locuras, aunque sean ridículas, y porque no me iba a dejar ir a un lugar desconocido a ver a un hombre misteriosamente misterioso, por muy recomendado que estuviera.

Llegamos con el palero Juan y, después de la presentación y de que me explicara sobre su forma de trabajo, me hizo una lectura de conchas, es decir, me pasaba unas conchitas por el cuerpo y las arrojaba al piso, y según donde cayeran, él interpretaba su significado. Al final de la lectura él se puso muy serio y me dijo "yo quiero saber, ¿a qué vienes? Porque todo en tu lectura salió muy bien, estás en armonía en todos los ámbitos de tu vida, en lo económico, en el amor, en lo espiritual, no sé cómo es tu relación con Dios, pero no te veo en desbalance. Al contrario, te veo con mucha luz, tienes mucha luz, y eso a veces puede llamar mucho la atención y atraer oscuridad, envidias, pero tú brillas. Entonces, no sé cómo te pueda yo ayudar". Eso me decepcionó un poco porque yo esperaba que me dijera que tenía un bloqueo profesional y que necesitaba algo para abrir mis caminos, pero aparentemente no; yo estoy donde debo estar y no hay más. 

Yo le respondí que me sentía estancada profesionalmente, y que quería que él me ayudara a abrir mis caminos y encontrar un nuevo empleo. Él aceptó y me dijo que podía hacerme un baño con hierbas, aunque, de entrada no lo noté muy convencido y siento que me dio la opción menos perjudicial para mí y la más sencilla para él. En fin, me dio una lista de materiales que debía conseguir y llevar la siguiente semana para que él me preparara un baño con todo eso. No recuerdo qué tanto me pidió, sólo recuerdo que incluía guayabas verdes y aguardiente. La siguiente semana me presenté con todas mis cosas, se las entregué y el tardó un montón en preparar mi baño. Luego me pasó a un cuartito pequeño, me entregó la cubeta de agua y me dijo que me bañara con eso ahí mismo, mientras pensaba en lo que quería atraer. Creo que él ya había olvidado lo que yo estaba pidiendo, pero tampoco le importaba y no lo disimuló. Yo hice lo que me dijo, al final me puse mi ropa y salí. Le pagué y agradecí el tiempo y el trabajo realizado. Me dijo que debía regresar en 21 días para repetirlo. No lo hice. El resultado: sigo en el mismo empleo, pero menos desesperada, sólo un poco más resignada.

Hace varios meses, la señora que viene a limpiar la casa los jueves le dijo a mi mamá que junto a mi cama, a la altura de mi cabecera, encontró un montón de moscas muertas. Un montón, así lo dijo, pero no me supo decir exactamente cuántas. Mi mamá me lo comentó, pero acababan de fumigar la casa y yo se lo atribuí a eso, a pesar de que se me hizo raro que aparecieran sólo en ese lugar. Olvidé el tema rápidamente, pero meses después, mi mamá me volvió a decir que la señora de la limpieza le había dicho, preocupada, que cada semana encuentra moscas en el mismo lugar, junto a mi cama, a la altura de mi cabecera, y que eso ya se le estaba haciendo muy raro. No hay moscas muertas en ningún otro lugar de la casa. Ella mueve los muebles para barrer y sacudir, y no hay moscas más que ahí junto a mi cama. Eso ya me empezó a preocupar a mí también.

Ni tarda ni perezosa, me puse a buscar en Google el significado de las moscas muertas, porque para mí eso ya tenía que tener un significado esotérico, por supuesto. Encontré que sí, que no por nada a Belcebú lo llaman "Señor de las moscas"... ¡ay! Y que podrían estarme anunciando una brujería o que podría sólo ser algo de malas energías, o sea, envidias, que estoy atrayendo. Y recordé las palabras de Juan, el palero. Honestamente, dudo mucho que alguien me quisiera hacer brujería a mí. No me imagino a nadie poniendo su energía física en algo para afectarme de ninguna manera. No soy tan importante. Además, también en eso tenía razón Juan, estoy muy bien en todos los ámbitos de mi vida. Aparte de que no me gusta mi empleo, estoy bien en todos los sentidos, tengo buena salud, tengo trabajo, tengo un esposo que me ama, mi familia está bien, no me falta nada. O sea, no hay una brujería sobre mí o simplemente me están haciendo algo que no les está funcionando. Me voy por la segunda opción, las envidias. Y sobre eso no voy a profundizar porque no es algo que me quite el sueño. 

Total que yo platiqué el asunto con todo el que me quisiera escuchar, porque era algo que se me hacía muy curioso. Nunca me había pasado algo tan extraño. Gracias a eso, recibí muchos consejos porque a la gente le encantan estos temas y siempre tienen un consejo al respecto. Es hermoso. Una compañera del trabajo me dijo que cuando en su casa se ponían pesadas las energías o empezaban a pasar cosas raras, su abuelita trapeaba con amoniaco. Luego, el chofer del Uber me dijo que debía trapear con amoniaco y luego rociar mi casa con agua bendita de tres iglesias mientras rezo el Padre Nuestro. Una chica de Twitter me dijo que sahumara mi casa con hierbas como palo santo, salvia blanca, laurel, romero, etc. Yo consideré todo y planeé hacer una limpia en mi casa con todo lo que me recomendaron. 

Uno pensaría que todas esas cosas que mencionaron se pueden conseguir fácilmente en un mercado y en tres iglesias... Pero uno se equivocaría. No tienen idea de lo difícil que fue conseguir todo, hasta el amoniaco. Recorrí con Sam varias ferreterías y no lo encontrábamos en ninguna. Fui a varias iglesias y tampoco podía conseguir el agua bendita, y no es que me la negaran, sino que tenía que ir cuando estuviera disponible un padre que pudiera bendecir el agua que yo llevara; y a las horas a las que yo iba no había padres en las iglesias. También visité un par de mercados, ¡y no había hierbas! ¿Cómo chingados no va a haber hierbas en un mercado? Pues así como lo leen. Nada. Cero. Pasé incluso al puesto donde acostumbro comprar mis inciensos y la chica que lo atiende ya se estaba mudando, me dijo que ya tenía todo empacado y que se iba de ahí. Fue la cosa más extraña, parecía que en verdad había fuerzas sobrenaturales impidiéndome conseguir lo que necesitaba. Me sentía como si me hubieran pedido cenizas de muerto de 33 años, ancas de rana nacida en eclipse de sol en Virgo, cosas así. Pero bueno, al final sí conseguí todo, aunque me costó mucho trabajo. Mis hermanos me tuvieron que traer agua bendita de sus iglesias cercanas. Yo fui al mercado de Mixcoac y ahí por fin encontré las hierbas. El amoniaco apareció en la diesmilésima ferretería que visitamos. 

Y llegó el día. Hice mi limpieza. Pero primero, me puse a escombrar los closets y saqué ropa que ya no usamos. Limpié la casa a profundidad. Luego pasé por todo el piso el amoniaco diluido en agua para que no le fuera a hacer daño a mi perrita. Junté el agua bendita de las tres iglesias y la rocié por toda mi casa rezando el Padre Nuestro y el Ave María. Al final encendí las hierbas y sahumé toda la casa pidiendo que se llevaran las malas energías. Pensé que sería un ritual rápido de hacer, pero la verdad es que también me llevó mucho tiempo, a pesar de que la casa es pequeña. Terminé cansadísima y con dolor de brazos. No sé por qué, pero el cuello, los brazos y la espalda me dolían horrible, como si hubiera entrenado con mucho peso mi tren superior el día anterior.  

Esta vez, parece que la limpia sí funcionó porque ya no hay moscas muertas junto a mi cama.   

jueves, 6 de junio de 2024

¿Me vería mejor si fuera rubia?

Desde que cumplí 30 años he tenido crisis existenciales cada tanto tiempo. Mi primera crisis fue profesional. Nunca me he preguntado si debería tener hijos. Sé que no quiero hijos, estoy convencida de mi decisión y no me la cuestiono. Pero profesionalmente me la he pasado tomando malas decisiones que me tienen siempre en lugares a los que no pertenezco. Parte de mi primera crisis de la edad adulta resultó en mi renuncia de un trabajo bastante mediocre y mi posterior mudanza a Cuernavaca para estudiar una maestría. Las crisis no siempre son malas. 

Más de diez años después, tengo una nueva crisis, pero ésta atentó directamente contra mi autoestima. No es fácil aceptar que tienes 40 años. Suena feo. Y aunque no quieras, está ahí en cada decisión estética que tomas. Si me quiero pintar el pelo porque ya me aburrí de mi color natural, de inmediato corrijo "bueno, pero no de un color muy llamativo porque ya tengo 40 años y me voy a ver ridícula"; si me quiero poner una falda corta "bueno, pero con botas y una blusa seria, para no verme muy destapada, porque ya tengo 40 años"; si recuerdo lo mucho que me gustaban los piercing y se me antoja ponerme otro "no, no, ya tengo 40 años, ya me vería muy ridícula". Y así con todo. 

Creo que, definitivamente, lo peor de esta crisis es que me hace tomar decisiones impulsivas. El año pasado viajé a Toluca y ahí conocí a un chico lindo con el que fui a tomar unos tragos a un bar. Me hizo reír mucho, me gustó su conversación y en general la pasé bien. Ese día no pasó nada más que un par de tragos. Luego me enteré de que es mucho menor que yo. Era evidente que era muy joven, pero no esperaba que lo fuera tanto, y él tampoco esperaba que yo fuese tan mayor. En fin, quise poner distancia, pero las hormonas no me dejan, jajaja. 

No es el primer chico menor que yo con el que salgo, pero creo que sí es el de mayor diferencia de edad. Oficialmente soy una cougar. Suena bien, ¿no? A ratos. Por momentos es muy divertido sentirme así, saber que atraigo a hombres más jóvenes es afrodisiaco. Es un fenómeno muy común, los jóvenes se sienten atraídos por mujeres mayores y los hombres mayores andan en busca de chavitas. Peeeero... claro que hay un pero... También detona todas mis inseguridades. Absolutamente todas. Un día estoy en la cima del mundo sintiéndome la mujer más sensual del universo y al siguiente me siento una vieja ridícula que tuvo la osadía de fijarse en alguien que la tolera por lástima (ajá, no conozco el punto medio). Por supuesto que pienso que mi niño sólo está conmigo por la anécdota, para poder presumir con sus amigos. Por supuesto que pienso que si se le atraviesa una chica linda y de su edad me va a ignorar por completo porque le va a dar pena que lo vean conmigo. Por supuesto que pienso que no le gusto yo, sino la idea de mí, la idea de andar con una mujer mayor.

Lo he visto coquetear con otras chicas, y no suelo ser celosa. Al contrario, a veces incluso quisiera que fuera políticamente correcto decirle a otras mujeres "ey, este chico va calado, va garantizado, no te arrepentirías si le haces caso". O al menos no solía ser celosa, porque de un tiempo a la fecha, mis inseguridades están ahí, diciéndome que esas chicas con las que coquetea son mucho más lindas y jóvenes, y a mí nunca me ha dicho esas cosas; es más, nunca me ha coqueteado en público... ¿Es porque no soy rubia? Tiene una clara tendencia hacia las rubias. ¿Es porque mi piel no es como de porcelana? Es seca y aguada porque no me ejercito lo suficiente. 

Empiezo a entender el papel de los "sugar". Hacer regalos caros o darles dinero parece la única forma de "compensar" todas las desventajas que tienes frente a tu competencia directa: las personas de su edad. Y no es que no tengas mucho que ofrecer, tienes la experiencia, estabilidad emocional y financiera, chorro de anécdotas, pero nada parece suficiente. Las inseguridades están ahí respirándote en la nuca y diciéndote que no, que nada se compara a esos senos firmes y ojos brillantes que tiene la chica a la que le acaba de poner flamitas en la foto que publicó en bikini. 

En fin, ¿ustedes creen que le guste un reloj? 

jueves, 21 de marzo de 2024

Estúpidas hormonas

 Andar "hormonal" es una pesadilla... a veces, porque otras veces es simplemente delicioso. 

Quiero decir que cuando estás despierta, haciendo tu vida de la manera más ordinaria posible, las hormonas te traicionan y necesitas un momento para recapitular y seguir con lo que estabas haciendo de la manera en que lo tenías planeado. Puedes tener 40 años y seguir confundiéndote con tus propias emociones. De pronto un comercial de Coca-cola te hace llorar; de pronto, que alguien te interrumpa cuando estás contemplando el vacío de la existencia humana te hace enojar; de pronto saludas eufóricamente a alguien a quien normalmente no soportas. Simplemente no tienes todo el control de tus emociones y eso es confuso y molesto. 

Pero, hay cosas que aprendes a disfrutar, como estar horny 24/7. Vas en el transporte público y te parece atractivo el chico moreno con camiseta de Opeth que se acaba de sentar junto a ti, y comienzas a fantasear con tocarle la pierna, y él entiende lo que haces y comienza a tocar la tuya. Hasta que se baja del camión y te quedas pensando en lo bien que la habrían pasado si te hubieras atrevido a hablarle... Luego te ríes porque si no fuera por las estúpidas hormonas, ni siquiera le habrías puesto atención a ese chico.

Bueno, la ventaja es que cuando estás despierta puedes continuar la fantasía o frenarla en cuanto aparece, sobre todo si estás haciendo algo en lo que no te debes distraer, como cuando estás en consulta con tu endocrinólogo y mientras él te explica que tu hormona TSH está un poco elevada, tú empiezas a preguntarte si se vería muy mal que te pararas a ponerle el seguro a la puerta.

Cuando estás dormida es otra historia. Tu inconsciente te dice "¡necesito coger!" y lo va a conseguir con o sin tu ayuda. Algunos días despiertas de tu sueño preguntándote quién era el señor que no dejaba de manosearte justo como te gusta que lo hagan, porque necesitas salir corriendo a buscarlo y pedirle que lo siga haciendo. Otras veces despiertas justo cuando estás a punto de tener un orgasmo con alguien con quien platicaste apenas ayer sobre literatura de vampiros y juegos de rol. Estos últimos son muy frustrantes. Es delicioso, pero estabas a punto de terminar, y le dices a tu cerebro "dame cinco minutos más de sueño, por favor, por favor, no necesito más", pero como ya estás despierta y caliente, tienes que seguir tú sola con lo que tu inconsciente dejó a medias, pero ya no es lo mismo. Y, por cierto, comienzas a ver al señor de los vampiros de otra forma. No quieres topártelo porque seguramente vas a empezar a coquetearle y luego te vas a arrepentir. Pero sí quieres porque verlo es regresar a tu sueño, donde la estabas pasando tan bien, donde la gravedad tenía reglas diferentes y ese hombre podía "clavarte su estaca" (ja!) aún con la ropa puesta y a escondidas de su ex.

¡Agh, estúpidas hormonas! Me encantan... a veces. 


jueves, 7 de marzo de 2024

Just deserts

Yo agradezco mi trabajo, siempre agradezco tener empleo, sobre todo desde la pandemia. Entiendo lo difícil que sería mi vida si no tuviera empleo y lo mucho que me costaría encontrar otro con mi sueldo actual. 

Pero también odio mi empleo. No odio lo que hago, eso está bien, supongo, a veces es entretenido. Pero odio las condiciones en las que llegué aquí. Odio sentir que "caí aquí" por injusticia de la vida. Entré a este instituto en 2018 por concurso. Hice un examen y sólo yo lo pasé, de entre 28 candidatos, yo me gané el puesto. Era el puesto de mis sueños, ganaba bien, mi jefa era maravillosa, el trabajo no era estresante y yo era buena haciéndolo porque era justo lo que me gusta hacer. Mi jefa quería retirarse y dejarme a mí en su lugar, así que yo esperaba obtener ese ascenso en unos meses. 

Y de pronto todo cambió, de un día para otro, el instituto cambió de funciones, corrieron a la mitad del personal y a quienes nos quedamos nos repartieron en puestos de manera aleatoria. Yo caí en un equipo de investigación, y mi contrato ahora era en un puesto mucho más bajo con un sueldo en consecuencia más bajo. Mis funciones ahora no eran las de editar y corregir textos, sino hacer investigación para políticas públicas. Yo nunca había hecho eso. He tenido que aprender muchas cosas, pero otras simplemente no las voy a aprender porque no son parte de mi formación profesional y porque hay otras personas en el equipo que sí las saben y, por ende, son quienes se encargan de ellas. 

Llevo ya cuatro años en este puesto y no puedo ponerlo en mi CV porque no me he especializado en nada. Básicamente he desempeñado funciones de becaria, y son cuatro años perdidos editorialmente. No he encontrado un empleo en el medio editorial donde ofrezcan lo que gano actualmente (es un medio muy precario) y los pocos que he llegado a encontrar tienen tanta demanda que los terminan obteniendo personas con mucha más experiencia, que no llevan cuatro años estancados como yo. 

Me aterra pensar que no volveré a encontrar un empleo como el que yo tuve en 2018, que me lo arrebataron a la mala, injustamente. Me aterra pensar que el universo me manda este mensaje de que yo no merecía eso y que caí aquí porque aquí es donde yo pertenezco, es para lo que me alcanza. Tengo 40 años, una maestría, más de diez años de experiencia en edición y corrección de estilo y a mí sólo me alcanza para ser becaria de investigación, hacer funciones de apoyo y asistencia para personas mucho más jóvenes que yo y con un futuro mucho más prometedor. Y no es que yo sea mala en lo que hago, por supuesto que no, es decir, es difícil equivocarse cuando tu único trabajo es buscar información en internet y hacer tablas. 

Es difícil que en la función pública se abran plazas, y las que se abren son a cuentagotas. Cuando se llegan a abrir puestos como el que yo tenía, evidentemente los obtienen otras personas. Yo no. Yo no puedo aspirar a volver a eso. Yo veré ascender a todos a mi alrededor y tendré que tragarme esa humillación cada vez que pase. O renunciar antes de que eso pase. Y luego, ¿qué? 

Entonces es así, odio todo esto. Odio sentirme miserable, insignificante, insuficiente. Odio que mis funciones sean tan irrelevantes que me hacen sentir como un niño al que le dan una tablet para que se entretenga y no interrumpa las conversaciones de los adultos en la mesa.

Pero sí estoy agradecida por tener empleo. 

Calladita

Siempre me dicen "eres muy callada", y pues claro, es que no tengo nada que decir. No sé cómo hace la gente que todo el tiempo está hablando, ¿de dónde sacan tanta cosa que contar? Me dicen "pues sólo di lo que piensas", ¡como si yo pensara! 

Ya lo  he mencionado antes, si no hablo es porque mi cerebro está en blanco. A mí me da mucha pena que la gente se enoje conmigo, y es que ¿se han fijado cómo nos molesta la gente tonta? Ves a alguien decir una estupidez y hasta te llevas las manos a la cabeza y dices "¿cómo puede ser tan tonto?", pues yo creo que si hablo voy a hacer enojar a más de uno. Mejor no.